El Carnaval de Riosucio se celebra cada dos años, a comienzos del mes de enero (del 2 al 12 en 2009), y hace parte de la tradición católica de la celebración de los Reyes Magos y de la tradición cultural del Gran Cauca de los Carnavales de Blancos y Negros. Pero en Riosucio estas fiestas tomaron un curso propio, enraizado en los propios orígenes de un pueblo que desde los tiempos de la invasión española administra históricas rivalidades entre resguardos indígenas, entre indígenas y blancos, entre liberales y conservadores, entre ricos y pobres, entre zona rural y zona urbana, entre el parque de arriba y el parque de abajo, hasta que a comienzos del siglo XX encuentra en el Carnaval un punto de convergencia, con la particularidad que la figura central carnavalesca es el Diablo, quien preside la celebración como árbitro de la fiesta y de la convivencia. ¿Cuál es el encanto del Carnaval de Riosucio? Su ubicación: se vive en Riosucio, un pueblo de la mayor riqueza étnica, paisajística, patrimonial y cultural. Su facilidad de accesos. Su autenticidad. Su vistosidad, no sólo en el Diablo de tres metros de altura sino en las máscaras y disfraces de las cuadrillas y los matachines. Su recreación colectiva de la historia de la ciudad. Su himno. Su diferencia con las ferias-rumbas de Cali, Manizales o Medellín, pues no tiene reina ni comparsas. Su programación, que es netamente cultural y las orquestas (que las hay y muy buenas) sólo empiezan a tocar a las doce de la noche. Texto, Alexandra Sánchez.