La vida puede ser como la hierba del campo, o como las hojas de un árbol. Se dan cuenta que muchas de ellas no llegan a desarrollarse a toda su plenitud. Algunas de ellas son cortadas, otras se caen y sin duda otras más mueres de viejas en el árbol. Lo cierto es que no se sabe a ciencia cierta cómo funciona la vida, lo que sí es cierto es que Dios puede tener el completo control de lo que tú eres si tan solo se lo pides. Hace pocos días escuché decir a alguien que no hay mejor cosa en la vida antes de morir que ver bien educados a sus hijos, escribir un libro (aunque no se publique) y plantar un árbol; me puse a pensar que la vida es tan chiquita que cada día debiera ser aprovechado al máximo porque no sabemos en qué momento dejaremos este cuerpo terrenal. Qué habremos hecho con lo que Dios nos pidió que hiciéramos? o peor aún, quizá nunca entendimos el propósito de nuestras vidas, y este es otro dolor de cabeza, porque aunque vivamos cada día aprovechandolo tenemos esa duda de saber si estamos haciendo lo correcto. Cuando imagino mi vida sin Dios, solo pienso en una cosa: muerte. Seguro ya no existiría en esta tierra por diversos motivos que aquejaban mi vida antes de él, pero qué gano con pensar eso? Mejor aprovecho mis días porque aunque no muera tan pronto, puede que muchos de mis amigos sí lo hagan, y aún me falta ser una gran influencia en ellos. Mario Enriquez.