Todo tiene su tiempo en esta tierra. La Palabra de Dios nos lo dice en Eclesiastés. Lamentablemente nosotros preferimos actuar y acelerar las cosas y esto muchas veces provoca que nos enfrasquemos en situaciones difíciles, entre ellas el amor, el logro de metas personales, etc. Como consecuencia de nuestra impaciencia, muchas veces resultamos abandonando la carrera y nos frustramos hasta tal punto de dejar de creer en que lo podemos lograr o bien que no estamos en el camino correcto. La religión muchas veces nos frustra diciéndonos: "No hagas esto, o aquello" o te dice: "La forma de alcanzarlo es de esta única manera!". El problema radica en nuestra forma de ser cristianos, pues no somos cristianos a través de una relación, sino de una religión. Dejamos de ver lo que Dios quiere que nosotros hagamos por lo que la religión nos pide. Lo que Dios está esperando de ti cada día es que te rijas con base en su estándar: Su Hijo Jesucristo. No hay otro estandar al que nosotros debamos ver para alcanzar nuestras metas, o lo que anhelamos. Si miramos a Jesús todo se cumple en nostros, pero eso sí, cada cosa en su debido momento. No intentes alcanzar las cosas por tus propias fuerzas porque es probable que no lo logres o tengas que pagar el precio, que de hecho ya fue pagado por ello. Haz las cosas simples y permite que Dios tenga el control de todas las cosas y El te recompensará dándote cada cosa en su debido momento. Mario Enriquez