Te has hecho alguna vez esta pregunta: ¿Por qué no encuentro mi propia personalidad? En lo personal hubo un tiempo (no recuerdo si fue largo o corto) en el que no sabía exactamente quién quería ser. Esta situación me llevó a adoptar modales y actitudes que no eran precisamente mías. Me vestía como mis amigos, escuchaba su música (y vaya que si no era una música loca!) veía los programas de tv que miraban, en fin, era un poco de todos y terminé confundido. Yo quería ser alguien en la vida, que otras personas pudieran ver, talvez no pretendía ser famoso ni nada de eso, solo quería ser yo mismo y que las personas me valoraran por quién yo era, pero lamentablemente estaba perdido, no encontraba nada que me llenara de satisfacción y eso frustró muchas veces mis planes y me llevó a pensar que mi vida no valía la pena porque no aportaba nada a nadie. He podido ver con tristeza cómo muchos de los jóvenes de hoy están inmersos en un mundo falso, donde lo único que quieren es la autocompasión y alejarse lo más que pueden del mundo exterior, evitan todo contacto con los padres, amigos, vecinos, etc. Pareciese que la vida no valiera nada para ellos y dicen de sí mismos que a nadie les importa su vida. En Efesios 2.1-10 nos da una luz acerca de quiénes somos al acercarnos al Señor y reconocerle como el todo en nuestra vida. En el versículo 6 del pasaje nos recuerda que Dios "...nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús". Esta afirmación debería hacernos reaccionar con respecto a lo que somos. El mundo verdadero va mas allá de lo que podemos ver o sentir, se encuentra en lo que Dios nos ha dado. Desde antes que nacieramos Dios ya había diseñado un plan maravilloso para nosotros y yo estoy seguro que con nosotros el Señor no se equivocó y tampoco Dios tiene Plan B, sus planes siempre serán de bien y no de mal para darnos un futuro y una esperanza. (Jeremías 29.11 Biblia de Las Américas) Mario Enriquez