Apenas al llegar los voluntarios entonaban las notas del "Cielito Lindo", todos al compás de una sola nota, ayudar a los hermanos del sur del país que sufrieron los estragos de un terremoto de 7.1 grados, el pasado 19 de septiembre. Sin importar la edad, chicos y grandes se unen en una sola tarea, todos con la misma certeza en su mirada, concentrados y animados a seguir poniendo su granito de arena. Cargadores y acomodadores transportan cientos de cajas llenas de despensa de un lugar a otro, marcadas con mensajes de afecto y solidaridad, gritos y voces piden espacio para pasar, "cuidado, llevamos cargamento, háganse a un lado", indican tras cada paso empujando la esperanza. "Estamos impactados por la respuesta de la comunidad, porque siempre que tenemos una emergencia rápidamente se hacen presentes", dice Yolanda de Valderain, coordinadora de comunicación de la Cruz Roja de Hermosillo, mientras observa a los voluntarios hacer su labor, ilusionada por tanto apoyo recibido. Personas entrando con bolsas de mandado, "¿Dónde se dejan los vivires?", "por acá señor, pásele con confianza", y otras más saliendo con una sonrisa del centro de acopio, sintiéndose parte de este gran movimiento solidario. No importa la manera, lo importante es estar ahí para dar una mano a los que hoy nos necesitan, porque al final del día todos somos un mismo país, fuerte y unido ante todas las adversidades.